La construcción de la paz es un tema central en la psicología colombiana desde hace varias décadas, aunque su abordaje a través de la formación disciplinar y profesional de los psicólogos en Colombia amerita ser fortalecido. Los aportes de la psicología a la construcción de paz son necesarios debido a que las huellas de la guerra y del conflicto armado involucran profundas afectaciones tanto en la psiquis de las personas como en su relación con el ambiente.
En esta oportunidad, la Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo (CCPMR 2025) vincula reflexiones e investigaciones de los campos de la psicología del desarrollo y de la psicología ambiental e invita a considerar que la construcción de paz comienza por la construcción de cambios en el individuo en desarrollo, en sus habilidades, en sus competencias y en sus capacidades; así como por la necesaria transformación de los modos como se representa y actúa en relación con los ambientes naturales y construidos. Por ejemplo, el estudio de los procesos culturales en medio del conflicto socaba el proyecto de vida de los niños, niñas y adolescentes. Uno de los derroteros para la construcción de paz es la relación entre el humano y el ambiente, no solo entendido como un entorno físico, sino como un conjunto de relaciones complejas de los actores para gestionar la sostenibilidad en un territorio o comunidad.
En este contexto, la paz se describe a menudo como un concepto multifacético que trasciende la mera ausencia de conflictos o guerras. Una definición influyente proviene de Johan Galtung, una figura pionera en los estudios de paz y conflicto. Galtung (1969) distingue entre paz negativa y paz positiva. La paz negativa es la ausencia de violencia, la ausencia de guerra y la ausencia de conflicto directo mientras que la paz positiva es la presencia de justicia social, equidad y el bienestar armonioso de todos los individuos en una sociedad.
Desde la perspectiva de Galtung (1996) la paz es sinónimo de un estado de tranquilidad o quietud, tanto dentro de las personas como en las sociedades; no se trata, simplemente, de la ausencia de conflictos o violencia, sino también la presencia de relaciones armoniosas, justicia social y equidad económica. En otras palabras, la paz puede buscarse en muchos niveles: la paz personal a través de la atención plena y el autocuidado, la paz interpersonal a través de la empatía y la comunicación efectiva, y la paz social a través de políticas que promuevan la inclusión, la justicia y los derechos humanos. Ahora extendemos esta noción de paz, para tomar en consideración la paz con la naturaleza.
Desde la perspectiva teórica uno de los modelos que permite integrar la construcción de paz desde el desarrollo y desde la perspectiva ambiental es el Modelo de Urie Bronfenbrenner a partir de considerar el desarrollo organizado en cuatro niveles y que vinculan la construcción de paz:
Bronfenbrenner (1979) define el Microsistema como el entorno inmediato y más cercano al individuo, donde se desarrollan actividades, roles y relaciones con los entornos más inmediatos de la persona (Bronfenbrenner, 1979, p. 26). Estas relaciones son bidireccionales como el mismo autor lo indica. Además, subraya que las relaciones en el microsistema son bidireccionales, es decir, tanto el individuo influye en su entorno como el entorno influye en el individuo (Bronfenbrenner, 1996). En este nivel, las relaciones cercanas y directas, como la familia, la escuela y la comunidad local, son fundamentales para inculcar valores de paz, respeto y cooperación. Las interacciones diarias en estos entornos pueden fomentar habilidades de resolución de conflictos y empatía hacia otros seres humanos y hacia el ambiente desde una edad temprana.
El Exosistema se refiere a los contextos en los que el individuo no participa directamente, pero que aún afectan su desarrollo. Este sistema incluye entornos y eventos que tienen un impacto indirecto sobre el individuo, como el lugar de trabajo de los padres, la estructura de los medios de comunicación, y las políticas comunitarias (Bronfenbrenner,1979). La teoría del exosistema propone que los sistemas interconectados de desarrollo humano incluyen contextos indirectos que, a pesar de no contener físicamente al individuo, ejercen una influencia significativa en su entorno inmediato. Estos vínculos externos generan procesos y eventos que, aunque no son experimentados directamente por la persona en desarrollo, tienen un impacto mediato en su trayectoria evolutiva y sus condiciones de desarrollo. (Bronfenbrenner, 2005).
La construcción de paz en el nivel del exosistema incluye las políticas y decisiones tomadas en contextos donde el individuo no participa directamente, como las políticas laborales y ambientales o las iniciativas comunitarias, pueden tener un impacto significativo en la construcción de paz.
Se refiere a las conexiones e interacciones entre los diferentes microsistemas en los que el individuo participa. Bronfenbrenner describe el mesosistema como un sistema de microsistemas interrelacionados, donde lo que sucede en un entorno influye en lo que sucede en otro (Bronfenbrenner, 1979, 2005). Desde la mirada de la construcción de paz las conexiones entre diferentes microsistemas, como la colaboración entre la familia, la escuela y otras instituciones, pueden reforzar mensajes y prácticas de paz. Por ejemplo, programas escolares que promuevan la mediación y la resolución pacífica de conflictos; así como prácticas de cuidado ambiental pueden ser apoyados y complementados por las familias en casa.
El Macrosistema representa las influencias más amplias de la cultura, las normas sociales, las leyes y las ideologías que configuran el contexto más amplio en el que vive el individuo. (Bronfenbrenner 1979). Adicionalmente este nivel incluye las creencias y valores culturales, las políticas económicas y las normas sociales que influyen en todos los otros sistemas.
Krishnan (2010) acoge las nociones del modelo ecológico para precisar el papel de la persona y el proceso. El proceso incluye todas las interacciones (desde las proximales hasta las distales) que ocurren entre los individuos en desarrollo y su entorno. Esto se puede lograr mediante interacciones recíprocas y continuas con el entorno inmediato, y entre un individuo y los diversos subsistemas (escuela, hogar, vecindario, territorio, etc.) dentro del microsistema, durante un período prolongado de tiempo (Bronfenbrenner, 1993). Adicionalmente, considera el papel activo de los individuos en desarrollo en la influencia sobre su propio desarrollo y se enfoca más en las influencias biológicas. Esta teoría considera que los individuos en desarrollo son agentes activos, ya que su desarrollo está influenciado por su entorno y, al mismo tiempo, ellos influyen en el contexto en el que viven (Hayes et al., 2017).